Todo comenzó en el Museo
Metropolitano de Nueva York, cuando Roxan miró el hermoso vestido de Charles
James. De color naranja degradado y brocados en bronce, a la distancia adecuada
parecía una bella mariposa e invitaba a salir volando con él puesto.
Lo deseó con
vehemencia. Le dijeron que no estaba a la venta. Pero todo tiene un precio y si
algo tenía Roxan entonces, era dinero.
Dedicó sus días a
la ilusión de alcanzarlo y las noches a soñar con sus formas. Cinco años tardó
en conseguirlo.
Se lo probó con sumo
cuidado para no romperlo, al mover la tela se desprendía parte del polvillo que
lo envolvía entero. Roxan por fin parecía una mujer feliz. Apenas le dio tiempo a mirarse al espejo.
Cuando una mariposa anaranjada, con arabescos en las
alas, se cruce en tu camino, fíjate bien, si vuela con elegancia y tiene una
gran concentración de felicidad en la cara, agita la mano y salúdala.
1 comentario:
Me ha gustado mucho el cuento del vestido mariposa, seguramente lo habré visto revolotear cerca de algún armario,la próxima vez que lo vea intentaré probármelo para poder sentirlo...Besitos
Publicar un comentario