viernes, 9 de noviembre de 2007

Chispa de universo

La Chiquita piconera, de Julio Romero de Torres

Doy gracias al Universo por mis pies, que paso a paso me permiten desplazarme a donde quiero, por mis tobillos, por las tibias de mis piernas, por mis rodillas. Doy gracias por mis muslos, de piel suave y morena, por las terminaciones nerviosas que me han permitido encadenar bellos momentos, por mi vientre donde se han gestado dos hijos, que me duelen de quererlos, y por el aparato reproductor que me ha facilitado parirlos. Doy gracias por las digestiones de mi estómago, por el lunar que marca el centro –como si fuera un satélite del ombligo- por mis pechos capaces de atraer y de alimentar, por mis caderas y mis hombros. Doy gracias por mis brazos largos, por mis manos hábiles con sus dedos y sus uñas, eficaces en la caricia necesaria o la defensa imprescindible. Doy gracias por mi cuello y mi cabeza, rellena de un cerebro capaz de procesar conversaciones y textos, de producir pensamientos y de dictar ordenes –como la de escribir esto. Doy gracias al Universo por mis ojos que me permiten ver los colores de las flores y diferenciar la forma de sus pétalos, por las pestañas que los adornan. Doy gracias por el lunar que tengo al lado izquierdo de la cara. Doy gracias por el oído que me hace disfrutar de una música o quejarme de un ruido, y por la capacidad de apreciar un sabor o un olor exquisitos. Doy gracias por la piel y por el pelo.
Doy gracias porque tengo el privilegio de poder pararme a mirar, apreciar y valorar mi particular chispa de Universo.