martes, 10 de mayo de 2011

Adiós abril, adiós



Sobrevivir a la primavera. Un año más. Oyendo el piar de los pájaros nuevos que cantan como si fueran los primeros sobre la tierra y el funcionamiento de ésta dependiera de sus trinos, notando el temblor de las hojas en las copas de los árboles como si ellos, muy por encima de nuestras cabezas, también tuvieran miedo.
Sobrevivir a la primavera. Romper las rutinas, ignorantes de que esa ruptura nos devuelve la vida al cuerpo.
Sentirse tan vulnerable como un renacuajo en un estanque, tan impotente como la rama del sauce que no llega a rozar el agua. Notar el peso de siglos en las plantas de los pies. Sentir el dolor en cada paso y agradecer que a pesar de todo sigan caminando y nos lleven siempre hacia adelante. Porque cuando no se busca ni se espera nada se puede disfrutar lo que se encuentra.