Leí en Babelia, el suplemento de El País, un artículo sobre el IV congreso de la lengua. Una veintena larga de escritores proponían rescatar palabras en desuso de nuestro castellano. Cristina Cerrada, autora de “Noctámbulos” eligió inconsútil.
La palabra tiene una belleza de significados, es la piel de nuestro cuerpo, el uniforme de lo humano. Es algo sin costuras. Inconsútil es el cielo, el mar, la piel de la cereza, la membrana que envuelve al corazón.
Me gustan muchas palabras y algunos significados.
Una página de Internet, proponía hace tiempo elegir las diez palabras más bonitas del idioma. Escribí estas:
Paz, luciérnaga, iceberg, boina, espiga, rosal, tesoro, ánimo, deseo, etcétera.
Hice una pequeña trampa inofensiva, porque con la primera letra de las ocho intermedias se forma otra: libertad, y la última encierra en sí misma una posibilidad de palabras infinita.
La palabra tiene una belleza de significados, es la piel de nuestro cuerpo, el uniforme de lo humano. Es algo sin costuras. Inconsútil es el cielo, el mar, la piel de la cereza, la membrana que envuelve al corazón.
Me gustan muchas palabras y algunos significados.
Una página de Internet, proponía hace tiempo elegir las diez palabras más bonitas del idioma. Escribí estas:
Paz, luciérnaga, iceberg, boina, espiga, rosal, tesoro, ánimo, deseo, etcétera.
Hice una pequeña trampa inofensiva, porque con la primera letra de las ocho intermedias se forma otra: libertad, y la última encierra en sí misma una posibilidad de palabras infinita.
La foto que he puesto, aparentemente no tiene nada que ver con el texto, la tome hace dos años a una casa inclinada hacia delante, en Amsterdam, pero al elegirla me he dado cuanta que el color con el que está pintada tiene algo de inconsútil, como la piel de los labios, la del corazón o la de la cereza. Y además por el cielo, aunque no se aprecia, íba una paloma volando, en libertad, y quizá desde su altura viese el mar.